lunes, 12 de febrero de 2007

2) <--> Los malos de negro

“Esa estructura nos descubre en el melodrama una pretensión de tal intensidad que no puede lograrse sino a costa de la complejidad (…) La esquematización es entendida por la mayoría de los analíticos en términos de “ausencia psicológica”, los personajes son convertidos en signos y vaciados de carga y el espesor de las vidas humanas”[1] El lector solo debe unir puntos, el éxito del texto resulta si la imagen obtenida es la que prefiguró el autor. ¿Pero donde se arropa mi supremacía?, ¿Por qué me creo capaz de ver un Pluto donde tendria que aparecer Mickey Mouse. ¿Con que autoridad desestimo estos pequeños puntos?, ¿no son acaso estos detalles los que tienen el Poder de formar el todo?, ¿de endulzar la vida?, ¿de diferenciarte de las demás?, Ser única.



[1] Jesús Martín Barbero. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Ed. 2003.

1) Los buenos de blanco -->


Hoy es 16, un texto de Beatriz Sarlo me hizo recordarte. Dividía a los lectores en diversos peldaños. Señalaba a quienes reducían la práctica de la lectura al simple hecho de identificarse con los personajes, un mundo bipolar –los buenos y los malos. A mí se me habían acabado los libros y empecé a leer tu Lo que está en mi corazón. Me encontré con un francés de pelo largo y chivita, los buenos, los malos, el juego de unir puntos, y vos contando cuantas hojas te faltan para terminar el capitulo.



Vínculos


Humahuaca, Jujuy...

Si tan solo no me hubiese cortado. Pero ya era tarde. La sangre, la lengua dirigiéndose hacia la herida, el frío, y encima todo lo acontecido. Muchas veces la gravedad de los hechos aumenta a medida que se acumulan; se incomodan en una pecera que muchas veces impide el desatote. Quizás si todo lo demás no hubiese pasado, haberme cortado con una gillette gastada en un lavabo sin espejo y al aire libre, sería algo así como una gotera, o perder el 109 que para en Lascano y Llavallol; un hecho aislado, incomunicado con los demás aspectos de la vida, de un mismo día. Pero la mente liga un beso con el rencor, una caricia con la melancolía, una discusión con cortarse con la gillette gastada.

domingo, 11 de febrero de 2007

CERO, o sea, HOY

“Un respiro”…Habiendo tantas palabras en el diccionario, me extralimito a hacer uso de la que tengo a mi alcance en un momento como este. Cuando uno se sumerge necesita un respiro, y a pesar de tener a los 12 años el don de retener la respiración por varios minutos; ahora necesitaba uno. ¿Lo necesitaba? ¿Acaso me faltaba el aire? La metáfora metía en un chancho la necesidad de decir las palabras del corazón. No el "tuc-tuc", sino la voz de la creación del hombre: el corazón romántico. A partir de no-se-cuando, no-se-quien creó un signo maligno que actuaba en nuestra imaginación sin las ropas del corazón anatómico. Yo ya pedí el respiro…¿ahora de que me disfrazo?.


Don-Nadie